martes, 27 de septiembre de 2011

Viaje a las músicas del mundo

¿Por qué será que cuando hablamos de música étnica automáticamente pensamos en música africana? Desde luego, es una música muy característica y racial, pero, para mí, tan étnica es una jota aragonesa, como un bengalí tocando el sitar, como Camarón cantando Yo soy gitano, como una china tocando la cítara, como un gallego tocando la gaita, un judío cantando el Aba naguila o una batucada brasileira...

Para mí, étnica es la música propia y autóctona del folklore de las gentes de un lugar. Las gentes cambiarán, pero el folklore  permanecerá porque forma parte de su idiosincrasia, de su forma de ser y de expresarse, de su cultura propia como pueblo con una identidad.
En fins, sin hacer más disquisiciones sobre el tema, hoy os propongo cinco músicas étnicas del mundo: una por cada continente.  Imposible representar aquí todas, pues son tantas y todas tan ricas en su expresividad...

Inconfundible la voz de Youssou N'dour que ha llevado la música senegalesa y la música africana a todos los rincones del mundo. 




...Y Miriam Makeba, que vivió exiliada fuera de Sudáfrica durante 31 años por su lucha contra el régimen racista del aparheid. Supo combinar sus raíces étnicas con el blues y otros ritmos de su época. Más conocida por su Pata pata.




En China son organizados hasta para las cosas del folklore: una auténtica orquesta sinfónica toda con instrumentos típicos del país.



De aquí he elegido un tema flamenco, de José Mercé con Diego del Morao. ¡Ole eza guitarra y ole eze arte que tiene!    



De América, el Luz de luna de Chavela Vargas, que te arrastra a un mar de sentimientos rotos como su voz.   



De Oceanía, todas las músicas vienen acompañadas con danzas, así que ahí va, ritmos de Tahití con danza incluída.



Y ya hemos viajado por las músicas de los cinco continentes, pero quiero cerrar el post con el Sidi Mansour interpretado por Saber el Rebaï (sin desmerecer a Cheb Khaled). Sidi Mansour es un himno de alabanza a Alláh originario de Túnez. Allí tuve la oportunidad de bailarlo al ritmo de los darbukas en un oasis perdido del desierto tunecino... La duna, la luna... ¡Aysss!...  Qué recuerdos...

(Disculpad el sonido, pero, como siempre, he preferido poner el directo).



Mari Mar, este post étnico va por ti, por tu labor y tu compromiso en todos los temas de voluntariado, inmigración y cooperación internacional con los países en vías de desarrollo.

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