Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, un post reivindicativo, deseando, como siempre, que llegue el día en que mujeres y hombres del mundo seamos iguales en derechos y oportunidades.

En los países árabes: la obligación de vestir el burka o el niqab, la sumisión de la mujer al hombre, la invisibilidad de las mujeres en los asuntos públicos, entre otras.
En los países africanos: la ablación femenina, las violaciones sexuales, las lapidaciones, entre otras aberraciones.
En los países asiáticos: la explotación sexual, la venta de mujeres, la obligación de autoinmolarse de las viudas en la India, entre otras.
En los países occidentales: la violencia de género, educación sexista, las desigualdades sociales y en el trabajo, entre otras.
Aparte de estas grandes brechas que aún siguen abiertas en contra de la mujer, y que duelen mucho, hoy voy a plantear una cuestión más trivial, no por ello menos discriminatoria, que tenemos muy asumida en nuestra sociedad.
¿Señora o señorita?

Los hombres, desde que cumplen la mayoría de edad, ya son señores. Y si alguien quiere saber su estado civil, se lo pregunta directamente: ¿Soltero o casado?
Sin embargo, las mujeres, no adquirimos el grado de señoras (que vendría a ser como un reconocimiento social de madurez) hasta que nos casamos, como si le hiciera falta a una mujer estar unida a un hombre para adquirir su reconocimiento social completo. ¡Qué fuerte!

(Es seguro que no han pensado sobre ello).

Me ha encantado tu reflexión. Rotunda.
ResponderEliminarUn beso, y feliz día!
¡Hola Elsa! De nuevo muchas gracias por tu visita y comentario.
ResponderEliminar¡Un cordial saludo!
Fantástica reflexión. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier. Me alegra que te haya gustado.
EliminarLo escribí deseando que venga una generación de mujeres señoras, completas, hechas y derechas desde su origen, sin que sea necesario el convencionalismo social de que un hombre corrobore su status, y que el término "señorita", en su sentido discriminatorio, desaparezca de nuestro vocabulario para siempre.
Ayer, en la manifestación tan multitudinaria del Día de la Mujer, me sorprendió muy agradablemente ver que había muchas chicas muy jóvenes reivindicando sus derechos. También me sorprendió que había muchos hombres apoyando las reivindicaciones. Esto me hace tener muy buenas esperanzas. Vamos por el buen camino.
¡Feliz día!