El relato de Galiana
He mentido sobre el amor mil y una vez. ¿Y qué? También lo he hecho sobre mi familia, sin ningún pudor y no me avergüenzo lo más mínimo de ello. Describo lugares como si los hubiera visitado, y jamás he estado allí.
Soy un borracho, presumo de ello, pero
no es verdad. Simulo serlo porque me conviene hacerme el beodo de vez en
cuando, según el interlocutor o el beneficio que pueda sacar de todo ello.
Todos mentimos, sobre todo. Pero hay algo sobre lo que no bromeamos y que evitamos mencionar en las conversaciones. No es la muerte ni el padecimiento de alguna enfermedad.
Es
algo mucho peor.
Pertenece a la categoría de las cosas innombrables. Es pronunciar su nombre y la palabra te quema en el paladar como si te hubieras
metido una brasa ardiente.
Ahora entenderás mejor que mienta sobre los amores que no he
tenido, que me invente una familia que nunca he tenido, que cuente viajes
inexistentes, que me haga el borracho, que…
Esa palabra innombrable lleva nombre en femenino, pero no es una
mujer. Es un sentimiento que te impide formar parte de algo o de alguien… Es la
soledad.
Galiana
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